Los Lideres emocionalmente inteligentes inspiran, motivan y comprometen a su equipo de trabajo: crean Resonancia. En cambio, los Lideres tóxicos generan disonancia: envenenan y empobrecen el ambiente laboral. Aunque hagan excelentemente todo lo demás, al fallar en lo emocional, fracasan como generadores de resultados colectivos.
Armando Culebro
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