lunes, 11 de octubre de 2010

UN MOÑITO AZUL PARA TI

UN MOÑITO AZUL PARA TI

Una profesora universitaria inició un nuevo proyecto entre sus alumnos.
A cada uno les dio cuatro moños de color azul, todos con la leyenda:
"Eres importante para mi" y les pidió que se pusieran uno.
Cuando todos lo hicieron, les dijo que eso era lo que ella pensaba de ellos.
Luego les explicó de qué se trataba el experimento: tenían que darle un
moño a alguna persona que fuera importante para ellos, explicándoles el
motivo y dándole los otros moños para que ellos hicieran lo mismo.
El resultado esperado era ver cuanto podía influir en las personas ese pequeño detalle
Todos salieron de esa clase platicando a quién darían sus moños;
algunos mencionaban a sus padres, otros a sus hermanos o a sus novios.
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Pero entre aquellos estudiantes, había uno que estaba lejos de casa.
Este muchacho había conseguido una beca para esa universidad y al estar
lejos de su hogar, no podía darle ese moño a sus padres o sus hermanos.

Pasó toda la noche pensando a quién daría ese moño, pero al otro día muy
temprano tuvo la respuesta.
Tenía un amigo, un joven profesional que lo había orientado para elegir 
su carrera y muchas veces lo asesoraba cuando las cosas no iban tan bien como él esperaba.

¡Esa era la solución!.

Saliendo de clases se dirigió al edificio donde su amigo trabajaba y en
la recepción pidió verlo.
A su amigo le extrañó, ya que el muchacho lo iba a ver después de que él
salía de trabajar, por lo que pensó que algo malo estaba sucediendo. Cuando
lo vio en la entrada, sintió alivio de que todo estuviera bien, pero a la vez le extrañaba el motivo de su visita.

El estudiante le explicó el propósito de su visita y le entrego tres
moños, le pidió que se pusiera uno y le dijo que "al estar lejos de casa,
él era el más indicado para portarlo"; el joven ejecutivo se sintió
halagado, no recibía ese tipo de reconocimientos muy a menudo y prometió a
su amigo que seguiría con el experimento y le informaría de los resultados.
El joven ejecutivo regresó a sus labores y ya casi a la hora de la
salida se le ocurrió una arriesgada idea:

Le quería entregar los dos moños restantes a su jefe.

El jefe era una persona huraña y siempre muy atareada, por lo que tuvo
que esperar que estuviera "desocupado".

Cuando consiguió verlo, su jefe estaba inmerso en la lectura de los
nuevos proyectos de su departamento, la oficina estaba repleta de
reconocimientos y papeles.
El jefe sólo gruñó -"¿Qué desea?"- El joven ejecutivo le explicó
tímidamente el propósito de su visita y le mostró los dos moños.
El jefe, asombrado, le preguntó:"¿Porqué cree usted que soy el más
indicado para tener ese moño?"por su capacidad y entusiasmo en los
negocios, además que de él había aprendido bastante y estaba orgulloso de
estar bajo su mando.

El jefe titubeó, pero recibió con agrado los dos moños, no muy a menudo
se escuchan esas palabras con sinceridad estando en el puesto en el que él
se encontraba.

El joven ejecutivo se despidió cortésmente del jefe y, como ya era la
hora de salida, se fue a su casa.

El jefe, acostumbrado a estar en la oficina hasta altas horas, esta vez
se fue temprano a su casa.
En la solapa llevaba uno de los moños y el otro lo guardó en el
bolsillo de su camisa.
Se fue reflexionando mientras manejaba rumbo a su casa.

Su esposa se extrañó de verlo tan temprano y pensó que algo le había
pasado; cuando le preguntó si pasaba algo anormal, él respondió que no
pasaba nada, que ese día quería estar con su familia.
Ella se extrañó, ya que su esposo acostumbraba llegar de mal humor.
El jefe preguntó -"¿Dónde está nuestro hijo?"- ; la esposa sólo lo
llamó, ya que estaba en el piso superior de la casa.

El hijo bajó y el padre sólo le dijo -"¡Acompáñame!"-.
Ante la mirada extrañada de la esposa, y del hijo, ambos salieron de la
casa... (el jefe era un hombre que no acostumbraba gastar su "valioso
tiempo" en su familia muy a menudo).

Tanto el padre como el hijo se sentaron en el porche de la casa.

El padre miró a su hijo, quien a su vez lo miraba extrañado.

Le empezó a decir que sabía que no era un buen padre, que muchas veces
se perdió de aquellos momentos que sabía eran importantes.
Y luego le expresó que había decidido cambiar, que quería pasar más
tiempo
con ellos, ya que su madre y él eran lo más importante que tenía.

También le mencionó lo de los moños y su joven ejecutivo.

Le dijo que lo había pensado mucho, pero quería darle el último moño a
él, ya que era lo más importante, lo más sagrado, para él, que el día que
nació, fue el más feliz
de su vida y que estaba orgulloso de el.

Todo esto mientras le prendía el moño que decía: "Eres importante para
mí".
El hijo, con lágrimas en los ojos le dijo: -"Papá, no se qué decir...
mañana pensaba suicidarme porque pensé que no te importaba.

"Te Quiero Papá perdóname"...."-

Ambos lloraron y se abrazaron, el experimento de la profesora dio
resultado, había logrado cambiar no una, sino varias vidas, con solo
expresar lo que sentía....

Ese es el poder de uno.... 
¡Expresar lo que sientes y darle valor a los
detalles de la gente que te ama!
Por eso tú para mí... 

"¡Eres muy Importante!"

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